Los orígenes de Inditex [Industria de Diseño Textil, S.A] los sitúan desde la propia compañía textil en el año 1963. En esa fecha, Amancio Ortega Gaona (Busdongo de Armas, León; 28 de marzo de 1936), fundador y máximo accionista del grupo empresarial español con mayor valor en Bolsa, unos 150.000 millones, y uno de los hombres más ricos del mundo, fundó en A Coruña, junto a la que por entonces era su primera mujer, Rosalía Mera, la sociedad Confecciones GOA. La empresa -cuyo nombre se debe a las iniciales del dueño al revés, o bien a un divertido juego de palabras resultado de sumar el “Go” (‘vamos’, en inglés) con la inicial del nombre del empresario, A-, enseguida alcanzó fama por unas batas de boatiné que triunfaron por su diseño moderno, pues parecían un abrigo y no una prenda de andar por casa, algo muy a tener en cuenta en una época, la década de los 60, en que muchas mujeres salían así vestidas a la calle.
El taller iba viento en popa. Aquel modelo se vendía, a terceros, como rosquillas. Era vistoso, tenía un precio asequible, y además, introdujo la novedad de dos tallas para mujeres entradas en carnes, entonces la ‘e’ y la ‘doble e’ (la talla especial y la doble especial), inaugurando así una máxima que sería una constante en el negocio de Ortega, democratizar la moda para que llegase a todo el mundo.

50 años del primer Zara
Fue entonces cuando decidió dar el salto y abrir su propia tienda. El primer intento fue fallido: se llamaba Sprint y distribuía varias marcas. Cerró al poco, en la calle Torreiro de A Coruña. La segunda intentona ya fue la buena: el primer Zara abrió el 9 de mayo de 1975, en el número 64 de la calle Juan Flórez de la misma ciudad.
Ubicación privilegiada
Como cuentan Pilar Riaño y Celia Oliveras en un artículo de ‘Modaes’, a finales de los 70 ya había Zaras en varias ciudades gallegas, y en los 80, siguiendo la ruta de la N-6, se abrieron tiendas en Ponferrada, León y Logroño. Pero la reválida llegaría en 1983, con la apertura de una tienda de varias plantas en una calle supercéntrica de Barcelona. “Si la cadena funcionaba en la capital catalana, lo haría en el resto del país. Y lo hizo -escriben las periodistas-. De la mano de un matrimonio gallego afincado en Barcelona, Zara abrió en la calle Pelai“.
Camino lento
En Barcelona, como en el resto de capitales donde Zara fue abriendo tiendas (siempre en las mejores calles y avenidas comerciales, como Portal de l’Àngel, paseo de Gràcia con Gran Via, plaza de Catalunya…), la marca fue “haciendo su trabajo poco a poco. En los 80 no era lo que es hoy”, sigue Mora.
Para la experta en moda, “hasta los 90, Zara no se puso en el mapa”. Eso llegó con la expansión internacional de la firma a finales de aquella década. “A partir de entonces, comenzó a verse como muy ‘cool’ la gente que llevaba Louis Vuitton combinado con algo de Zara. Se empieza a integrar ese mundo antagónico que es el lujo y la moda rápida. Cambió la perspectiva, ya no se veía como algo barato, y ya en el siglo XXI ocupó las portadas de las mejores revistas”, sostiene.