Desde 2022, The Weeknd no solo ha reinventado su sonido y su estética, sino que también ha protagonizado una de las giras más ambiciosas y lucrativas de la historia de la música en vivo. Su tour mundial, iniciado con After Hours Til Dawn, ya roza los 935 millones de euros, una cifra que lo coloca en un territorio reservado para muy pocos artistas y que confirma su posición como uno de los nombres más influyentes del pop contemporáneo.
Lo que ha logrado Abel Tesfaye va más allá del éxito comercial. La gira se ha convertido en un fenómeno global por su magnitud, su propuesta visual y la manera en que conecta con una audiencia que ha crecido junto a él. Con estadios llenos en Estados Unidos, Europa, Latinoamérica y Asia, The Weeknd ha demostrado que su música trasciende fronteras y géneros. Su mezcla de R&B, pop, electrónica y referencias cinematográficas lo han convertido en un artista total, capaz de llenar recintos gigantescos sin perder intensidad emocional.
Parte del éxito económico se explica por la escala del proyecto. A diferencia de otras giras que apuestan por arenas o aforos medianos, The Weeknd decidió desde el principio que su espectáculo debía vivirse a lo grande: estadios completos, escenografías monumentales y una narrativa visual que recuerda a distopías futuristas. Su puesta en escena combina fuegos, estructuras colosales, un ejército de bailarines enmascarados y una dirección artística que bebe del cine noir, de la estética retro-futurista y del imaginario simbólico que ha plasmado a lo largo de sus últimos álbumes.
Cada concierto es casi una obra teatral dividida en actos que recorren distintas etapas de su carrera: desde la melancolía oscura de Trilogy hasta los visuales luminosos y excesivos de Dawn FM. Este diseño genera un efecto inmersivo que ha impulsado la demanda de entradas hasta niveles históricos. A ello se suma el auge de su fandom internacional y su rol como artista multiplataforma, presente tanto en la música como en la televisión y el cine.
Los ingresos también se explican por factores externos: el aumento del precio promedio de las entradas en la industria post-pandemia, la venta masiva de merchandising y la estrategia de extender la gira mediante nuevas fechas en continentes donde su público ha crecido exponencialmente, como Latinoamérica y Oriente Medio. El impacto mediático de cada parada —con imágenes virales, bicicletas futuristas, coreografías multitudinarias y un The Weeknd completamente entregado— ha contribuido a que cada estadio se venda a una velocidad impresionante.
Pero más allá de lo económico, la gira deja un mensaje claro sobre la evolución del artista. Si antes The Weeknd era visto como un músico introspectivo, casi misterioso, ahora se muestra como un performer total que encuentra en los escenarios su máxima expresión creativa. Su capacidad para sostener shows de más de dos horas con una energía intacta demuestra un nivel de disciplina y ambición que pocos artistas de su generación poseen.
Además, esta gira marca un punto de transición importante en su carrera. The Weeknd ha insinuado en varias ocasiones que está cerrando un ciclo artístico, especialmente vinculado al personaje que ha explorado en After Hours y Dawn FM. Muchos fans y críticos especulan que este tour es la despedida de esa etapa, dando paso a una identidad sonora renovada.
Mientras tanto, los números hablan por sí solos. Rozar los 935 millones de euros no solo lo acerca al club de las giras más taquilleras de la historia —donde figuran nombres como Elton John, U2 y Taylor Swift— sino que consolida a The Weeknd como uno de los artistas más contundentes del siglo XXI. Su impacto no termina en los charts: se siente en la estética pop, en la música urbana, en la forma de producir conciertos y en una generación que ve en él no solo a un cantante, sino a un icono cultural.
La gira continúa sumando fechas, países y titulares. Y, mientras siga agotando estadios a este ritmo, es muy probable que supere cifras que hace pocos años parecían inalcanzables para cualquier artista. The Weeknd no solo está haciendo historia: la está escribiendo en directo, ciudad por ciudad.
