El tiempo pasa con una rapidez absurda. Este año se cumple una década del retorno de LCD Soundsystem tras una publicitada despedida (en teoría, para siempre) con un concierto en el Madison Square Garden luego explicado en un documental y publicado como caro quíntuple vinilo en edición limitada. Desde entonces, el emblemático grupo dance-punk de James Murphy se ha dedicado, sobre todo, a callar y tocar los ‘hits’ en residencias de conciertos, con el peligro de convertirse en artefacto nostálgico que eso conlleva.

Dicho esto, poco tuvieron los LCD del sábado de figuras de museo de cera. Su eterna autocelebración todavía transpira energía rabiosa y la contagia. Pero no adelantemos acontecimientos: su directo actual está perfectamente secuenciado; antes de llegar a esos temas que animan a gritar “¡más cencerro!”, es momento de deleitarse con la melancolía estilo Suicide (sí, Suicide también podían sonar tristes) de ‘oh baby’, a la que siguen la melodía oriental y adictiva construcción rítmica de ‘You wanted a hit’ o, ya activando plenamente la fábrica de baile, ‘Tribulations’, cuyo arranque electroclash directo y a la encía nunca dejará de abrumar. Y tras una ‘I can change’ precedida por un guiño al ‘The model’ de Kraftwerk, doble recordatorio de que tampoco llevan tanto sin pasar por el estudio: el algo discreto single de 2024 ‘x-ray eyes’ y su canción para la película de 2022 ‘Ruido de fondo’, esa ‘new body rhumba’ con trazas de The B-52’s.
En el estilo LCD, el hedonismo está a menudo preñado de tristeza y frustración. Anoche bailamos algo cabizbajos con ‘tonite’, uno de sus ‘hits’ sobre sentirse mayor (sí, también se pueden hacer ‘hits’ sobre algo así), o ‘Someone great’, de una melodía pizpireta que contrasta con esa letra sobre la marcha de alguien genial: “Lo peor es este tiempo tan bueno / Me sorprende que no llueva”. Estrategias así no son contraproducentes, sino que nos animan a bailar con aún más fuerza, conscientes de que estos momentos durarán poco y hay que aprovecharlos al máximo.
Para bien o para mal, Murphy no probó cortes en construcción y tiró a por lo seguro, sobre todo en una recta final idéntica (solo cambió un poco el orden de los temas) a la de sus conciertos en este mismo festival en 2016: ‘Dance yrself clean’, ‘New York, I love you but you’re bringing me down’ y ‘All my friends’, tres formas fáciles de hacerse fan de LCD. Tan solo esperemos que pronto lleguen más nuevos motivos para adorarles.
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